sábado, 30 de abril de 2011

Dial "M" For Murder (1954)

            La película de esta semana fue Dial M For Murder del año 1954. La película trata de cómo un ex-tenista, casado con una mujer adinerada se entera de que ella le fue infiel y decide pagar para que la maten y así poder quedarse con su dinero. Después nos enteramos de que el se casó solo por el interés económico.
            Como en muchas de las películas de Hitchcock el tema del crimen perfecto es una de las bases de la trama, eso sí, siempre visto con una cierta ironía. Tony Wendice planea lo que para él es el crimen perfecto pero sin tomar en cuenta los imprevistos que pueden surgir en la vida real: un reloj que se queda sin batería, tener que hacer fila para hablar por teléfono, etc.. Halliday, el amante de Margot, llega de visita y Wendice pretende usarlo como su coartada para librarse de cualquier culpabilidad del crimen. Lo gracioso es que él es un famoso escritor de novelas sobre crímenes. Él mismo le dice a Wendice que es muy fácil escribir cómo matar a alguien pero otra cosa es hacerlo, porque cualquier cosa puede salir mal. Al igual que en otras películas está presente el tema del falso culpable: Margot es condenada por el asesinato que cometió en defensa personal. Nosotros como espectadores sabemos que ella es inocente pero durante muchos minutos de la película no sabemos si va  a lograr probar su inocencia porque parece que no tendrá manera de hacerlo. Wendice decide llamar al Capitán Lesgate, una persona de dudosa reputación, acusada de estafas, con varios nombres falsos y deudas para hablar. Ese es Charles Swan y Tony decide contarle acerca de su vida y comentarle lo que tiene en mente para asesinar a su esposa. Como Swan no tiene moral, al final es convencido y dispuesto a cometer un asesinato por la suma de mil libras. Según Conrad, Tony deposita toda su culpabilidad y secretos en el teléfono, además de que le permite escuchar lo que pasa al momento del intento de asesinato, esto lo podemos ver cuando él al hacer la llamada marca los números como si fueran el gatillo de una pistola. (Conrad 2000: 241-242)
            Ya que el plan fracasa, y su esposa no fallece Tony Wendice hace todo lo posible para que la muerte de Swan parezca todo un gran crimen organizado por Margot para eliminar a la persona que supuestamente la chatajeaba por su romance con Halliday, cuando ella nunca lo había visto. Ella acude a él, ya que está en el teléfono al momento del suceso y él le aconseja todo lo que debe hacer, así que sin darse cuenta ella misma colabora para su propia detención al no llamar a la policía inmediatamente y seguir el consejo de no hablar con ninguno de los detectives. Al mismo tiempo Tony planta evidencia falsa como la carta, y al tomar la llave que tenía Swan y devolverla al bolso de su esposa, comete su gran equivocación y esa pequeña pieza es lo que lo incrimina como el verdadero culpable.
            Otro aspecto que Hitchcock maneja de forma diferente en la película es el uso de la cámara y los planos que utiliza. Es más como si fuéramos alguien más en el cuarto con ellos. Nos permite sentir que estamos en la latea de una obra de teatro. Por ejemplo, cuando Wendice le explica a Swan la forma en que debe asesinar a  Margot usa un plano en picada en toda la secuencia. También, cuando chantajea al excompañero la toma es en contrapicada. Cuando Margot sale a tomar aire después del asesinato la vemos en picada.
            En la película no hay tantos cortes en las tomas como en La Soga, además, muchas veces la cámara sigue a los personajes. También, deja la cámara en el mismo lugar por bastantes minutos: como cuando Wendice y Swan hablan en el la sala.
            Como en la mayoría de las películas que hemos visto este semestre en el curso, el asesinato se da de noche. Swan llega en medio de la oscuridad con su chaqueta y aprovecha la oscuridad de la casa para esconderse y así pasar desapercibido en la sala. Según Conrad "Nuestras casas son pantallas quw cubren la agazapada intimidad de nuestras vidas, amuralladas tras una barricada de paredes y techos. ¿Qué pasaría si esas placas aisalntes se volvieran transparentes?" (Conrad 2000: 192). Es por esa razón que al igual que en La Soga, Wendice es muy cuidadoso de cerrar las cortinas para que el mundo exterior no sea testigo de lo que pasa adentro.  También, en esta misma oscuridad es donde unas sencillas tijeras de costura se convierten en un arma de defensa mortal. También es durante el día que se todo se esclarece y se descubre la inocencia de Margot y la culpabilidad de Tony.
            En esta película la música tiene un papel muy importante, Hitchcock la utiliza en momentos precisos para aumentar la tensión. Al principio de la película hay una música muy alegre que poco tiene que ver con lo que va a suceder después. Mientras Wendice intenta convencer a Swan no hay música pero cuando él toma los billetes del sillón aceptando el trato, regresa la música. La música es un elemento que ayuda a mostrar el misterio y peligro de la noche cuando Swan camina a la casa. La música es esencial en el momento del asesinato para llevar la tensión al punto máximo. Además, cuando el detective confiesa que sabe de la carta de Margot y Halliday la música regresa y finalmente, cuando Margot es liberada hay  música de victoria, ya sin ninguna relación de la música tan tensa que escuchamos durante tantos minutos de la película.
            Como dato esta película se filmó y se exhibió en tercera dimensión, pero gracias a  que los espectadores no estaban acostumbrados a los anteojos especiales, no tuvo el éxito esperado por Hitchcock.



Bibliografía consultada:
The Internet Movie Database: Crimen Perfecto (1954), recuperado el 28 de abril de 2011 desde:  http://www.imdb.com/title/tt0046912/
Guerin, Marie Anne. (2004). El Relato Cinematográfico. Barcelona: Paidós
Chabrol C. y Rohmer E. (2010). Hitchcock. Buenos Aires: Ediciones Manantial.
Conrad, Peter. (2003). Los asesinatos de Hitchcock. México: Turner/Fondo de Cultura Económica.





1 comentario:

  1. La idea del personaje como vividor la habíamos visto antes en La sospecha.

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